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"Los náufragos de la globalización peregrinan inventando caminos: las puertas que se abren, mágicamente, al paso del dinero, se cierran en sus narices. Algunos consiguen colarse. Otros son cadáveres que la mar entrega a las orillas prohibidas". Eduardo Galeano murió el pasado lunes 13 de abril, dejando incontables denuncias literarias, como ésta, para la posteridad. Justo un día más tarde, el martes 14 de abril, 400 personas fallecieron como consecuencia del naufragio de una embarcación en el Mediterráneo. La repercusión informativa de este hecho, sin embargo, fue anecdótica comparada con la del trágico accidente de Germanwings ocurrido en Los Alpes, en el que hubo 250 víctimas mortales menos.

Galeano, como otros escritores afines a su pensamiento, hablaba de "ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda". La línea que divide ambas categorías, a tenor de estos hechos, bien podría estar en el desierto del Sáhara. Los 'nadies' que inmortalizó el escritor uruguayo no levantan tanta polvareda con sus fallecimientos, porque "valen menos que la bala que los mata", pero existen. Uno de ellos es 'Abdel'.

'Abdel', un cómic realizado por los granadinos Chechu Ramírez y Paco Vílchez, fue la obra ganadora del premio Desencaja 2014, y ha sido recientemente editada por la Editorial Dibbuks. Este libro narra, mediante un guion sólido y dinámico, el drama de la inmigración a través de los ojos de Abdel, un ciudadano subsahariano que, en su intento de huir a Europa, es capturado por la policía marroquí y abandonado en el desierto del Sáhara, donde debe hacer frente a numerosos peligros para sobrevivir.

De esta forma, este cómic, tan original como duro y comprometido, es un intento más de llamar la atención sobre los 'nadies', "los hijos de nadie y dueños de nada" que, como Abdel, se ven obligados a buscar otro lugar porque han sido despojados de sus tierras. Algunos logran sobrevivir, otros son deportados al desierto donde vagan hasta desfallecer y otros, sencillamente, se ahogan.

Y ocurre así que, a pesar del hermoso y enorme legado de Galeano, y a pesar de las miles de propuestas que, como 'Abdel', son premiadas y difundidas por su valor educativo e informativo, el drama sigue cobrándose más vidas que nunca, pero la mayoría se mantiene ausente a esta realidad porque no les pertenece. Es la única propiedad de los 'nadies': su tragedia.

Un día después de que falleciera Galeano, 400 personas murieron ahogadas en el Mediterráneo, y un par de jornadas más tarde ya nadie hablaba de ellos. ¿Luchan entonces 'Abdel', 'Las venas abiertas de América Latina' y toda la literatura comprometida contra una utopía? Muy probablemente. Pero no hay que desistir. Ya lo dijo el escritor uruguayo, en referencia a su colega argentino Fernando Birri. "La utopía está en el horizonte. Si camino dos pasos, ella se aleja dos pasos. Si camino diez, el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar".

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