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"Si cada generación es capaz de leer a Shakespeare desde sus propios paradigmas, Watchmen podrá ofrecer todavía, para el futuro, nuevas interpretaciones a su historia: ya hay aproximaciones filosóficas, científicas, psicológicas a las motivaciones de los personajes. En el fondo, y es la grandeza de las grandes obras maestras de la literatura, cada lector acercará la obra a su experiencia, engrandeciéndose y engrandeciéndola, buscando figuras en las manchas de tinta, siluetas en las nubes, como yo mismo acabo de hacer en estas páginas. Nada termina nunca. Y menos Watchmen".

Con estas acertadas palabras concluía Rafael Marín su ensayo W de Watchmen (Dolmen Editorial, 2009), en el que analizaba minuciosamente la obra maestra de Alan Moore y Dave Gibbons. Obviamente, no se equivocaba al vaticinar que habrían nuevas aproximaciones al mito. En 2012, DC Comics, propietaria de los personajes, editó 12 miniseries a modo de precuela de la obra original. Antes de Watchmen reunía a la flor y nata del mundo del cómic norteamericano, caso de Darwyn Cooke, Brian Azzarello, J. Michael Straczynsky, Andy Kubert o Adam Hughes entre otros. El recibimiento por parte de los lectores fue desigual y como viene siendo habitual, el proyecto contó con el tibio beneplácito de Gibbons, el dibujante de la propuesta original ("Aprecio las razones de DC para esta iniciativa y el deseo de los artistas y escritores involucrados de rendir tributo a nuestro trabajo") y con el desprecio del incomparable Moore, un clásico cuando alguien toquetea su obra."Me parece un poco desesperado aprovecharse de un cómic famoso por su integridad artística" y "hasta dónde yo sé, tampoco ha habido tantas precuelas o secuelas de Moby Dick" fueron algunas de sus opiniones al respecto.

Ahora es la prestigiosa HBO la que quiere adaptar una de las obras cumbres del cómic. Según un comunicado publicado por la compañía el jueves, ya han tenido "conversaciones preliminares sobre Watchmen", pero aclaran que no tienen "información adicional" y "no hay acuerdo por ahora". Al parecer, el canal se ha puesto en contacto con Warner Bros. Television (a cuyo conglomerado pertenece DC Comics y ellos mismos) y, sorprendentemente, con Zack Snyder, director de la adaptación cinematográfica de la obra llevada al cine en 2009.

La película fue una adaptación fiel al cómic. Quizá demasiado fiel en el sentido de plasmar lo que aparece en las viñetas, no necesariamente en trasladar satisfactoriamente al cine lo que aportaba la lectura de la obra. Más allá de que los 185 millones de dólares recaudados a lo largo del mundo no fuera lo esperado por los productores (ni por Snyder, cuyo primer montaje fue de 215 minutos, frente a los 163 con los que llegó a las salas) la crítica fue unánime a la hora de criticar que la narración estaba demasiada constreñida al tebeo. Lo que le funcionó al director con su adaptación-fotocopia de la novela gráfica de Frank Miller, 300, chirriaban en el calco que intentó hacer en Watchmen, filme que alcanza sus mayores cotas cuando el director de la próxima Batman v Superman: El Amanecer de la Justicia vuela libre,.

Precisamente, el halo de cómic imposible de adaptar siempre ha estado ligado a la obra. A principios de los 90, Terry Gilliam abandonó el proyecto edificado por Warner porque dudaba de poder hacer una película a la altura del cómic con el presupuesto que finalmente asignado y la necesidad de acortar el metraje con fines comerciales. "Me pareció que reducir a dos o dos horas y media de película significaba quitar la esencia de lo que Watchmen era", aclaró. El guión corría a cargo de su veterano colaborador Charles McKeown, quien heredaba el tratamiento creado por la Fox en los 80, con el cómic aún vivo en las librerías en su primera edición. Ese proyecto primigenio contaba con Joel Silver y Lawrence Gordon de productores, quienes se atrevieron a ofrecer a Alan Moore la posibilidad de escribir el guión. El barbudo de Northampton respondió con un esperado y rotundo no, y la historia simplificada de Sam Hamm no llegó a gustar nadie.

El proyecto había seguido saltando de estudio en estudio hasta llegar a la Paramount, que poseía un libreto de David Hayter, quien estuvo a punto de dirigir el proyecto para Universal en 2001. Precisamente, el texto de Hayter tuvo el lujo de caer simpático al propio Alan Moore y a punto estuvo de ser dirigido por unos Darren Aronofsky y Paul Greengrass que acabaron corriendo la misma suerte que Gilliam. La autoría final del guión que al final llegó a la pantalla grande fue para Alex Tse, aunque Hayter permaneció acreditado.

Curiosamente, de seguir adelante la propuesta de HBO (que no especifica si se trataría de la historia canónica, de las precuelas de 'Antes de Watchmen' o de una secuela), contará con el viento a favor de los críticos y lectores que siempre han sostenido que los 12 capítulos del cómic que se empezó a publicar en 1986 no podían condensarse en las dos o tres horas de celuloide, una duración insuficiente para plasmar muchas de las virtudes de esta cumbre del noveno arte, como son las relaciones entre los personajes, los juegos simétricos de su estructura o el crucial paso del tiempo. Todos los defensores de esta teoría, incluso los mentados Rafael Marín o Terry Gilliam, consideraban que de trasladarse Watchmen a otro medio, el más adecuado sería una serie de televisión. Es más, el ex miembro de los Monty Python y director de Brazil y Doce Monos fue más allá y detalló que la medida exacta era "una miniserie de cinco horas". Un sambenito ese de "mejor en serie de televisión" que arrastran otros pesonajes como Spiderman, y que ahora disfrutan algunos afortunados compañeros suyos en el Universo Marvel gracias a Netflix y varios personajes de la Distinguida Competencia -como Arrow y Flash- en The CW.

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