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Marcos Prior (Barcelona, 1975) y David Rubín (Ourense, 1977) son dos de los autores más reivindicativos y combativos del cómic actual, por eso se esperaba con tanto interés la obra que les ha reunido, Gran Hotel Abismo (Astiberri), una lúcida mirada sobre la violencia institucional y el caos social ambientada en un futuro cercano pero que hunde sus raíces en la sociedad actual. Un cómic que nos hace plantearnos donde está el ser humano y, lo más importante, hacia donde va.

“No hay realmente un argumento –asegura Marcos Prior-. Me planteaba, más bien, retratar momentos puntuales donde se expusiese una sociedad asfixiada por la omnipresencia de la ideología neoliberal y como ello podía derivar en una violencia espectacular en las calles”.

Y es que a nadie se le escapa que el cómic refleja el momento que vivimos, como confiesa Prior: “La situación política y social actual, a nivel internacional, se ve reflejada en Gran Hotel Abismo a la manera como, según Max Estrella en Luces de Bohemia, se reflejaban los héroes clásicos en los espejos cóncavos y convexos del callejón del Gato. Distorsionamos y exageramos la situación política y social actual para que no parezca tan evidente y natural el orden de las cosas que nos ha tocado padecer”.

“Lo que nos gustaría -añade Prior- es que este cómic hiciera reflexionar y cuestionar el discurso hegemónico que actualmente construye la percepción de la realidad”.

Esta sátira es tan densa como trepidante gracias al inteligente guion de Prior y al arte de Rubín, que consiguen que, a pesar de la acción sin tregua, nos tengamos que parar a reflexionar sobre lo que estamos leyendo. "Hemos puesto todo lo que tenemos dentro –asegura Rubín en unas declaraciones a EFE-, hay mucho curro para contar las cosas, para acelerar y frenar la lectura, para jugar con el lector y no ponerle las cosas fáciles. Para que al final se sienta partícipe, esa es la idea que a nosotros nos gustaría sacar de eso: que termines de leer el libro y te hagas preguntas que no te hacías antes",

Un héroe colectivo
Aunque el lector se pueda identificar con una especie de justiciero enmascarado que aparece en la historia, el guionista asegura que: “La idea era que no hubiese un protagonista. Sería algo así como en El Eternauta, donde el verdadero héroe es el héroe colectivo”.

“El personaje enmascarado en el que parece recaer todo el protagonismo al convertirse en el detonador de la acción a partir del capítulo 1, es la encarnación de una colectividad –añade el guionista-. La máscara a lo V de Vendetta tiene la finalidad de convertirse en una enseña colectiva, de transcender al individuo concreto”.

"No queríamos hacer un libro panfletario –asegura Rubín a EFE-, ni tampoco centrado en la problemática española, Creemos que los problemas que sufre España los están sufriendo también un montón de países en todo el mundo, es algo universal el tema de los recortes, de que cada vez hay menos libertad",

Violencia institucional y física
La violencia es uno de los temas centrales del cómic: “Esta presente –asegura Prior- en casi la totalidad del cómic en dos vertientes claves: como violencia institucional, que sería la que se ejerce desde poderes financieros, políticos y mediáticos; y como violencia espectacular realizada a la desesperada por las víctimas de las acciones derivadas de una economía financiarizada sin control”.

Una violencia que Rubín plasma jugando con tonalidades "incómodas para el ojo" como algunas explosiones que hacen que la pupila se contraiga. "Si vas a representar algo violento, algo jodido, no puedes representarlo como si fuera algo hermoso, bonito. A veces veo películas en las que hay rodada una violación tan bien rodada que no parece ni violento", afirma el dibujante.

Para dar más actualidad al cómic, los autores han optado por un formato panorámico. De esa forma el lector tendrá que girar el cómic de arriba hacia abajo o de izquierda a derecha para poder atender a los diferentes lenguajes en los que se comunican sus personajes, desde Twitter a "Fakebox". Toda un reto que Rubín quiere que se traduzca en una "relación más física" y "pasional" con lo que han querido contar”.

Dos dibujantes mano a mano
Además de guionista, Marcos Prior también es dibujante, por lo que su forma de trabajar con David ha sido un tanto especial: “He hecho el guion en forma de storyboard con anotaciones y diálogos. Es mi forma de realizar los guiones porque me permite hacer un diseño de página preliminar que nos sirve de punto de partida y que puede ser comprendido con un simple golpe de vista, lo cual creo que clarifica bastante las cosas tanto a mí como a los dibujantes con los que he trabajado”.

En cuanto a David Rubín, confiesa que: "Es mi mejor trabajo porque aquí he ido depurando muchas más cosas. Muchas veces los dibujantes camuflamos nuestros miedos e inseguridades en un acabado más elaborado, pero cuando te sientes totalmente seguro de ti mismo, y crees en lo que estás contando, desnudas tu trazo, tu estilo, y no necesitas adornarlo más que lo suficiente para contar la historia que quieres contar".

Sus proyectos
Tras este explosivo encuentro no descartan volver a trabajar juntos muy pronto, pero de momento están muy ocupados con sus respectivos proyectos: “El próximo año –nos avanza Prior- Astiberri editará Catálogo de Bunkers, un cómic que realizo junto con Jordi Pastor y en donde se desarrolla una enfermiza relación paternofilial en un entorno post apocalíptico. Y, para más adelante, estoy trabajando en un cómic sobre ficción policíaca y género negro”.

Y Rubín ya es uno de nuestros dibujantes más internacionales. Tras su exitosa colaboración con Paul Pope (El momento de Aurora West), acaba de publicar Ether en Estados Unidos, junto con Matt Kindt, uno de los guionistas norteamericanos más reconocidos del momento. Y se ha metido de lleno en otro proyecto con el canadiense Jeff Lemire.

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