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Lucius Modestus tiene un oficio muy importante en la antigua Roma: es ingeniero de termas. De hecho, es el mejor ingeniero de termas del Imperio, lo que ha cautivado al emperador Adriano y provocado todo tipo de intrigas políticas por su influencia en la corte. El problema es que no puede confesar de donde surge su genio: por motivos inexplicables, ha encontrado una puerta que le permite viajar en el tiempo hasta el Japón actual, donde recoge todo tipo de ideas que aplica en su época, desde las pantallas —instala una pecera frente al baño— hasta las duchas o los retretes bastante menos primitivos de los que se utilizaban hace dos milenios. Con este planteamiento, que puede parecer bastante peregrino, la autora japonesa de manga Mari Yamazaki ha escrito seis tomos de la serie Thermae Romae (Norma Editorial), que ha vendido diez millones de ejemplares en todo el mundo y que se ha convertido en un fenómeno en Japón.

Ahora, Yamazaki (Tokio, 1967) acaba de lanzar una nueva serie de romanos, Plinius, que firma junto al dibujante y guionista Tori Miki (Kumamoto, 1958) y que en España edita Ponent Mon. Está centrada en la figura de Plinio el viejo (23-79), el naturalista más importante de la antigüedad. El trabajo de documentación es impresionante y queda reflejado en la reconstrucción minuciosa de la antigua Roma con unos iluminadores dibujos. Roma y Japón están alejadas por miles de kilómetros y muchos siglos.

Los historiadores todavía debaten si hubo contactos entre las dos civilizaciones, aunque el descubrimiento en septiembre de monedas romanas, enterradas durante cientos de años, en el castillo de Katsuren, en Okinawa, lleva a pensar que sí existieron. Pero, más allá de las evidencias históricas, Yamazaki ha basado sus mangas más populares en los paralelismos entre estos dos mundos. "Creo que a pesar de la distancia tanto espacial como temporal, la Roma antigua y el Japón actual tienen muchas cosas en común, un contexto espiritual politeísta, la práctica cotidiana del baño como un momento de relax, pero también la capacidad de desarrollarse adaptando las aportaciones culturales exteriores (en el caso de Roma desde Grecia) para construir algo nuevo", declaró la dibujante a la prensa francesa en el Festival del Cómic de Angulema, donde fue una de las estrellas invitadas.
Volcanes y terremotos

También une a las dos civilizaciones otra cosa: los volcanes y los terremotos, la conciencia de la capacidad destructora de la naturaleza. La serie Plinius, de la que se publicaron en enero los dos primeros tomos y el tercero saldrá este mes, arranca con su protagonista en sus horas finales: acaba de empezar la erupción del Vesubio que arrasó en el año 79 de nuestra era las ciudades del golfo de Nápoles, entre ellas Pompeya y Herculano. Su inmensa curiosidad impide al naturalista salir huyendo, más bien todo lo contrario. Un flashback lleva al lector hasta los inicios de la carrera de Plinio, cuando ya había empezado a escribir su Historia natural —una obra cuya influencia llega hasta nosotros—, pero a la vez tenía que sobrevivir en un entorno extremadamente peligroso: la corte de Nerón, en la que la vida o la muerte dependían de los caprichos del emperador.

"Japón es uno de los países más expuestos a los seísmos y seguramente el que ha desarrollado una capacidad de respuesta más urgente ante esos fenómenos. ¿Cómo se enfrentaban a este problema en Roma? Para tratar de comprender eso convertí a Plinio en un personaje de manga", señala Yamazaki en una entrevista que acompaña al primer volumen. El éxito de estos mangas demuestra que el eco de aquella vieja pregunta de los Monty Python —"¿Qué han hecho los romanos por nosotros?"— se prolonga más allá del tiempo y el espacio.

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