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Hubo otros videojuegos muy populares antes de Tetris. Sin embargo, ninguno logró a) una disputa épica entre gigantes como Nintendo, Atari o Sega, b) abrir una grieta capitalista en la URSS y c) que la abuela de Box Brown se enganchase a su versión en Game Boy.

"Mi yaya se pasaba el día jugando", explica este dibujante y guionista de cómics de Filadelfia. A su manera, eso sí: "Posaba la consola en la mesa y usaba solo los dedos índices". Después de su biopic sobre el excéntrico wrestler André el gigante (Astiberri), cuenta en Tetris, el juego del que todos hablan (Héroes de papel) la extraordinaria historia de cómo un profesor universitario de Moscú, Alekséi Pázhitnov, ideó el puzzle definitivo con solo seis piezas y un scroll vertical. Ah, y sin ver un rublo. "Es un auténtico artista: otros se quedaron con los millones, pero millones comprobaron su talento", opina Brown, que también vio fichas cayendo cuando cerraba los ojos. "Es lo que hace especial a Tetris, que te hace algo en el cerebro. Es como hacer meditación. ¡Yo he llegado a tener alucinaciones jugando!".

"Llámadlo Tetris, que es como un tenis con tetrominós", le dijo a sus colegas Pázhitnov. Era 1984 y en pocos meses las autoridades soviéticas tuvieron que prohibir a los funcionarios tenerlo instalado —se pasaban el día jugando— y negociar un acuerdo comercial histórico.

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