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Santiago. La biografía es una de las corrientes más productivas de los últimos años en la narrativa hecha cómic, y ahí se encuadra la valiente aventura que Meritxell Bosch plasma en las páginas de Yo, gorda. Detrás de ese título políticamente incorrecto, esta autora catalana documenta su experiencia en carne propia alrededor de la violencia psicológica y los trastornos alimentarios que han marcado parte de su vida.

Meritxell, ilustradora con experiencia en la industria norteamericana que rozó el cielo en 2015 al ser nominada a los Premios Eisner (Oscar del cómic) por BirdCatDog (libro infantil con guión de Lee Nordling), no esconde su apuesta, ni en el mismo título ni en unas viñetas que retratan la intolerancia hacia las personas con sobrepeso que ella padeció y la fuerza que derrochó ante ello.

Publicado por la Cúpula Ediciones, el libro ahonda en las espinas de esa rosa vital que para todos es la niñez, abordando problemas domésticos que marcaron el crecimiento de la autora, todo ello narrado con una paleta de colores suaves hacia un crescendo que gana luz según se acerca el final de estas 144 páginas.

Jugando con tinta y acuarelas suaves, el goteo de sudores para componer Yo, gorda viene desde hace más de seis años, fecha en la que esta autora fue dando salida a los primeros bocetos y parece que el espaldarazo que supuso  la citada nominación al Eisner ha impulsado esta obra ahora editada desde una de la firmas clásicas de nuestra industria del cómic, un sector tan talentoso como necesitado de atención mediática. A valentía, pocos cómics ganan al de Meritxell. 

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