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Ojo Tintin, Corto Maltés, Roco Vargas y otros aventureros del cómic, llega... Narcís Monturiol.

¿Monturiol?, ¿héroe de historieta? Efectivamente, el científico, ingeniero, socialista utópico y pionero de la navegación submarina catalán, es el insólito protagonista del álbum Narcís Monturiol i les pedres de l'infern (Males Herbes, 2017), de Sebastià Roig (guión) y Toni Benages i Gallard (dibujo), una aventura de corte fantástico que transcurre en su mayor parte en Cadaqués.

La historia, que parece que tendrá continuidad, arranca en el Londres victoriano con un siniestro plan que ha de servir para que Inglaterra asegure su posción como potencia mundial consiguiendo un ejército imbatible capaz de sofocar cualquier rebelión en su vasto imperio colonial. En dicho plan, fundamentado en las máquinas de vapor, el esoterismo y unas piedras mágicas (las del título), intervienen los malos de la función: un almirante británico, un explorador canalla y un inquietante fakir indio.

Las imágenes (las viñetas) nos llevan a continuación ya a la Costa Brava y a Cadaqués, donde comienzan a suceder hechos misteriosos e inquietantes. Monturiol, a la sazón en el pueblo interesandose por las posibilidades que ofrece el mar, pero según los habitantes del lugar un “somiatruites” y un “socialsta esbojarrat” que se esconde del Gobierno (todo lo cual tiene mucho de cierto), se ve involucrado en los acontecimientos.

Le acompañarán en la aventura una atractiva joven con fama de bruja (Sabana), un forzudo (Congre)y un adolescente (Diri), un canónico trío de apoyo del héroe que recuerda a los de El Capitán Trueno o El Jabato.

La aventura discurre por los cauces temáticos clásicos del género, con algunos apuntes de steampunk (tecnología retrofuturista y magia), pero es muy original que transcurra en escenarios de la Costa Brava y, por supuesto, que el personaje central sea Monturiol. Un Monturiol con las características barba y patillas, levita, chaleco y corbata, pero con revólver al cinto.

Las aventuras de Indiana Jones y las novelas de Julio Verne son otras influencias que se perciben en el relato, que incluye escenas en el Cap de Creus y su faro.

Los que quieran ver aparecer el Ictineo, el submarino invención de Monturiol, tendrán que aguardar hasta el epílogo de la historia, cuando el inventor regresa a las aguas de Cadaqués con su criatura. Pero a cambio, Benages i Gallard nos ofrecen una extravagante creación del genio: un barco que va por tierra, similar a la barcaza tirada por 22 mulas del capitán Henry/ John Huston en El hombre de una tierra salvaje.

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