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Quan Zhou Wu (Algeciras, 1989) pertenece a esa generación de hijos de inmigrantes nacidos en España. Se crió en un pueblo de la Andalucía de los 90 junto a sus dos hermanas en torno al restaurante chino que regentaban sus padres.

Todas aquellas vivencias las plasmó al debutar en el mundo de la novela gráfica con Gazpacho agridulce (Astiberri, 2015), un cómic dispuesto a romper a base de humor todos los tópicos sobre la población china afincada en la piel de toro.

Ahora, regresa con Andaluchinas por el mundo, una segunda parte donde las hermanas Zhou se disgregan por el planeta: Quan se va a Madrid, donde estudiaría para graduarse después en Inglaterra; Fu, la mayor, cruza el charco para perseguir sus sueños por Estados Unidos; y Qing, la pequeña, se instala primero en Málaga para terminar en Francia.

La autora se dispone a responder a nuestro cuestionario con el mismo buen hacer que destila en sus viñetas.

- Gazpacho agridulce nació como un webcómic, ¿en qué momento se convirtió en tu primera novela gráfica?

Era un viernes por la mañana, literal. Tenía ya en mente hacer la novela gráfica, cómo la iba a estructurar (los capítulos en forma de platos de menú), lo que iba a narrar y el final de la primera parte. Así que me lancé, escribí a los chicos de Astiberri y esa misma tarde ya me dijeron que les había encantado la idea y quedamos en una reunión para cerrar detalles.

- El éxito no se hizo esperar: firmas de ejemplares por toda España, colaboraciones en Radio 3, charlas en universidades... ¿Esperabas tan buena acogida por parte del público y la prensa?

¡Qué va! Si todo ha venido por sorpresa. Yo hacía años y años que no dibujaba y, de buenas a primeras, un proyecto que iba a ser tan pequeñito, personal y familiar, se hizo gigante. Ya te digo que era mi sueño de la infancia ser dibujante de cómic, nunca pensé que se haría realidad.

- Aunque no todo fueron palmaditas en la espalda. Apareciste en un reportaje de El País sobre hijos de inmigrantes nacidos en España que se sienten españoles y que desató todo tipo de comentarios en la Red, muchos de ellos negativos. ¿Cuál fue tu primera reacción al leerlos?

Enfado, obviamente. Quería prenderles fuego. Pero bueno, como eso no es posible, me calmé y aún a veces cometo el error de leer ese tipo de comentarios que no aportan nada a nadie. Y a veces te dejan echo polvo al ver cuánto garrulo hay suelto a día de hoy, en España a 2018. Hay mucho 'políticamente correcto' que no mira más allá de sus narices suelto por ahí. Los que más me llaman racista, justamente, son españoles.

- Fue una de las razones para que Andaluchinas por el mundo, la continuación de Gazpacho agridulce, tenga un enfoque más intimista y personal. ¿Es así?

Correcto, si eres buena persona (que es un matiz muy, muy importante) y si rascas un poco, ves que no somos tan distintos, porque lo esencial y bueno está ahí. Es algo que digo siempre. Lloramos por lo mismo, y nos alegramos por lo mismo.

- Gazpacho agridulce recogía la historia de tu vida desde tu infancia hasta que dejas tu pueblo andaluz. ¿Qué momento recoge Andaluchinas por el mundo?

Desde que llegué a la puerta del que sería mi primer piso en Madrid hasta casi la actualidad. Pero como comentaba antes, no solo es mi historia, sino también la de mis hermanas contada en primera persona. Cada una tiene un recorrido y, lo que se comprime en unas 137 páginas, son aproximadamente diez años de nuestras vidas.

- ¿Te ayuda tu familia a la hora de escribir o pensar las historias?

Mi familia me recuerda anécdotas cuando nos juntamos y luego a veces se hacen historias. A veces encajan, a veces no.

- Y cuando las leen, ¿se lo toman con humor?

Por supuesto. En la primera parte de Gazpacho agridulce ocurre algo con mi hermana pequeña, que mató accidentalmente a un hámster. Cuando lo leyó por primera vez me dijo: "Quan, no sabía si reír o llorar de la vergüenza".

- En algunas viñetas de tu blog hablas de viajar a casas de amigos que viven fuera de España, una práctica bastante habitual en nuestra generación. ¿Qué ventajas e inconvenientes le ves a esta forma de viajar?

Inconvenientes... el único que le veo es la falta de intimidad quizás. Ventajas, todas las demás: tienes amigos que te hacen sentir en casa, que te llevan a sitios que no son trampas de turistas, que también tienen más amigos que te acogen. Sientes que no estás de pasada en una ciudad, sino en un sitio al que volver, no sé si me explico.

- De los países que has visitado, ¿a cuál te apetece más volver?

Uff... no sabría decirte, fíjate, acabo de volver de China hace aproximadamente un mes, y me fui de allí queriendo volver.

- Y de los que no conoces aún, ¿a cuál querrías viajar?

A Sri Lanka, las Islas Cook, Nueva Zelanda... Todo muy cerca. Es que viajar me encanta muchísimo.

-¿Habrá vida después de Andaluchinas? ¿Tendremos tercera parte de tus aventuras?

De aquí a medio plazo no tengo nada previsto en la saga de Gazpacho agridulce, pero quién sabe. No obstante en marzo publico El gran libro de los niños extraordinarios, junto con Nuria Labari. Es un libro de ilustración interactivo para niños. Nada que ver con Gazpacho agridulce, pero que espero con muchísima ilusión.

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